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HOY, LA HUAMANTLADA CUMPLE 64 AÑOS



La 'Huamantlada', en términos de la tauromaquia, es considerada una de las capeas más grande del mundo, ya que en un solo lugar, de forma simultánea, este sábado soltarán 17 toros de lidia en las calles del centro de la ciudad para gusto de la afición.

Isabel Aquino

El encierro de toros bravos, mejor conocido como “Huamantlada” celebra sus 64 años, con un total de 17 toros bravos que serán soltados en el circuito que abarca 17 calles de la ciudad de Huamantla, para disfrute de la afición que se espera llegue a los 250 mil asistentes, que dejarán una derrama económica de alrededor de 25 millones de pesos en la ciudad, consideró el alcalde Jorge Sánchez Jasso.

Este festejo es una variante de las distintas modalidades de la Fiesta brava y en sus primeros años fue una copia de los encierros de San Fermín en Pamplona. Los participantes en su mayoría eran hombres, aunque recientemente también varias mujeres enfrentan a los toros.

La historia compilada por la tradición oral y los archivos del Museo Taurino de Huamantla, indican que en el año de 1953 el matador Jorge 'El Ranchero' Aguilar, participó en 27 corridas en distintas plazas de España y dentro de esta gira, una estaba incluida en en Pamplona en el reino de Navarra, que es donde hacen los encierros de San Fermín del siete al 14 de Julio.

En ese lugar, el matador y sus acompañantes, los tlaxcaltecas Raúl González, Manuel González y Eduardo Bretón, presenciaron los sanfermines, evento que los motivó al año siguiente a realizar este encierro en Huamantla, con ayuda de Manuel de Haro, Sabino Yano Sánchez y Miguel Corona Medina, entre otros.

El encierro en Huamantla se realizó por primera vez el 15 de agosto de 1954, ese día, corrieron los cuatro toros que se lidiarían en la corrida en la fiesta mayor. En aquella época el cartel de las corridas solo estaba compuesto por dos matadores en un mano a mano.

Ante la carencia de corrales, descargaron los astados en el antiguo cuartel, ubicado en la esquina de Hidalgo con Roberto Covarrubias, dada la inexperiencia, en ese primer encierro, arriaron los toros con la ambulancia número uno de la Cruz Roja, partieron de la calle  Roberto Covarrubias, continuaron por Matamoros, siguieron por Allende hasta llegar a la plaza de toros.

Varios años se realizó de la misma manera pero al final de la década de los sesenta los matadores empezaron a protestar y se negaron a lidiar la corrida de ese día, toda vez que en el trayecto de los toros a la plaza, no faltaba quien diera un capotazo o varios, y los toros no llegaban en las condiciones óptimas para una buena lidia, lo cual representaba peligro para el matador.

Coincidentemente en el año 1967, a un grupo de carpinteros se les ocurrió llevar un capote y torear a los astados, con esta acción uno de los toros se regresó, y ese incidente provocó un gran lío, ya que fue muy difícil regresar el toro a la plaza.

Ante ese hecho, Manolo Martínez, la figura taurina del momento, se negó a torear ese astado, porque ya estaba tocado, por lo que tuvieron que mandar a comprar otro toro con doña Marta González de Haro.

Para el año de 1968, se reparó la plaza de toros, adecuaron los corrales y compraron toros exclusivos para la corrida y otros seis astados que fueron soltados en las calles para el encierro, a partir de entonces el evento adquiere características propias.

 
"Pamplonada en Huamantla"

El nombre de "Pamplonada" se adoptó después de que un periodista, amigo del matador Jorge 'El Ranchero' Aguilar -y quien conocía los encierros de San Fermín-, dijo al presenciar el encierro en Huamantla, que se trataba de una "simplonada", "y en alusión al festejo de Pamplona se derivó a 'pamplonada' una mofa de lo que se hacía en Pamplona".

Fue hasta el año de 1968 que adquirió las características propias del encierro que se realiza en la actualidad y se le cambió también el nombre a "Huamantlada"

Para 1970 se estableció el circuito que con los años fue creciendo, en las calles comenzaron a colocar vallas y protecciones a manera de burladeros para ver pasar a los bureles y así proteger las vidas de los habitantes que no deseaban participar en el encierro.

Durante los primeros 30 años del encierro se soltaban entre seis y 14 toros. Con motivo del 50 aniversario de la Huamantlada, en el año 2004, se tuvo el mayor número de toros, que fue de 20 astados, pero se han soltado hasta 32.

Al soltar los bureles en la ciudad, los aficionados locales y visitantes, provocan al toro para que embista con el movimiento corporal, de un capote o una capa, para posteriormente correr delante o esquivar al astado.

El espectáculo comienza, la adrenalina fluye e invade las calles donde los participantes buscan realizar las mejores faenas del día. En los primeros años el encierro tenía una duración de dos horas, sin embargo, en los años recientes se ha reducido a 90 minutos para inhibir los riesgos de los asistentes ante el consumo excesivo de bebidas embriagantes.


















El momento más peligroso del encierro es a la hora de soltarlos, porque la gente no se termina de acomodar en sus lugares, y el momento más crítico y cuando cae el mayor número de heridos es a la hora de lazar a los animales para encajonarlos, debido a que la gente cree que el toro va cansado ya no va a reaccionar, se confía y el toro solo espera una oportunidad para hacer por ellos y provocarles algún daño.