TLAXCALA

[Gobierno][slideshow]

MUNICIPIOS

[Municipios][slideshow]

POLICƍA Y NOTA ROJA

[PolicĆ­a y nota roja][slideshow]

SALUD

[Covid-19][slideshow]

#8M2021: LA AUSENCIA DEL ESTADO PARA LAS MUJERES


S.M.E.J

Las abrumadoras cantidades de feminicidios y homicidios ha provocado que nuestro sentido de preocupaciĆ³n, la impresiĆ³n de sorpresa, la repulsiĆ³n, donde cada dĆ­a hay 10 mujeres asesinadas, 42 mil muertos por aƱo, 80 mil desaparecidos: esa es la traducciĆ³n y nuestra nueva lengua que ahora intentamos comprender y hablamos todos los dĆ­as, el horror de la violencia.

Cuando asesinatos son contados en miles, cada asesinato pierde su dimensiĆ³n humana: desde la historia de la vĆ­ctima, su nombre, sus sueƱos, pasado, el nombre del asesino, el motivo. En la inconcebible escala de violencia, la corrupciĆ³n e impunidad hacen imposible colocar las caras, responsabilidades, motivos, la invulnerabilidad a cada experiencia de dolor y sufrimiento. La gran cantidad nos ahoga: devoramos en cientos de miles hasta perder la nociĆ³n y conciencia.

En esta perdida del sentido de la moral por ya una obligaciĆ³n cultural, en una desagradable normalizaciĆ³n de la tragedia y barbarie, cada nuevo caso que se lee, escucha y ve, sacude, enoja, aterra, hasta que se van superando uno a uno, dĆ­a a dĆ­a. 

Vemos la inhumanidad cometida contra la menor FĆ”tima, seguido del feminicidio de Ingrid Escamilla, Abril PĆ©rez, o el de Amalia. Sin olvidar a Mara Castilla y Jessica GonzĆ”lez. Caras que sacuden el recuerdo lleno de indignaciĆ³n y miedo, pero antes de ellas y a su alrededor, otros cientos de miles de anonimatos que llenan a oficinas de fiscalĆ­as, diversas comisiones de vĆ­ctimas, fosas, colectivos. Mujeres que sufren la violencia por sus mismos padres, amigos, vecinos, los cobardes pandilleros que se aprovechan de la pequeƱa condiciĆ³n en la que se encuentran. NiƱas, jĆ³venes y adultas que son asesinadas, violentadas en manos de choferes y pasajeros, de empresarios, jefes de oficina o juniors, incluso por su propia pareja. 

Mujeres que son daƱadas silenciosamente por una ¨cultura¨ que vincula la virilidad con el sometimiento y la violencia. Perjudicadas de un intento de sociedad que no hace algo por cuidar, respetar y apoyar a las mujeres, porque su comodidad es el lugar de atrĆ”s, el de espectador.

Hay diversas causas de la violencia que sufren, sĆ­, muchas asĆ­ en plural, son diversas. Va desde condiciones culturales, econĆ³micas, institucionales estas determinan que tan dispuesto se estĆ” para usar la violencia como satisfactor de una necesidad o como puente para lograr su objetivo. Estas condiciones y rubros perfilan la formula de la violencia: el tamaƱo del riesgo frente al aprovechamiento potencial. Entre diversos motivos se encuentra un denominador comĆŗn: El rol que tiene el estado en la presencia de la gente y su interacciĆ³n social. 

La ausencia de oportunidades lleva a cualquier individuo a cometer crĆ­menes, cuando el estado es un cero a la izquierda y sin relevancia en la vida de la persona: ya que no existe quien corrija y castigue en ese inicio lo que le preparo el destino. En el paĆ­s, estamos en una cultura que orilla e invoca la violencia, se puede decir que se cambia con educaciĆ³n y cambiando la estructura de esos incentivos de esas decisiones diarias.

Las oportunidades de las que se aprovecha el criminal se reducen con una presencia rĆ­gida y dura de la autoridad y ley, esto no solo se convierte en la autoridad que cuida las calles o quien condena, sino en las polĆ­ticas y servicios pĆŗblicos que mejoran la convivencia y vida de todos los dĆ­as. Se necesita que cualquier Gobierno ejecute perfectamente los castigos. En ese laberinto de la justicia y el camino largo de la verdad, del Gobierno Federal al local debe revocar a cualquiera que quiera le dispute la paz, donde no debe olvidar ese deber ausente de abrazar sus vĆ­ctimas para que ese tĆŗnel oscuro de dolor no llegue a la eternidad desesperante del desamparo.

El actual presidencialismo autoritario construyĆ³ un estado corporativo que ordenaba las diversas interacciones y relaciones sociales con la vara de los privilegios selectivos y la represalia extralegal. El intento de democracia en MĆ©xico lleva generado pluralismo, alguna que otra estabilidad polĆ­tica, un pequeƱo orden social, pero hay algo pendiente, no logra consolidar ese Estado previsible y asertivo para llenar de paz a los diferentes bajo el mandato y tutela de la ley. 

Hace casi 3 aƱos llego el primer Gobierno mayoritario en la nueva democracia mexicana, pero esta mĆ”s preocupado en la restauraciĆ³n de un presidencialismo hegemĆ³nico que el urgente fortalecimiento del Estado como esa razĆ³n dura del poder. Y es que como dijera Carlos Fuentes, ¨presidente fuerte no es lo mismo que Estado fuerte¨. Un verdadero Gobierno, Estado y presidente les hubiera dado respuestas a familias de vĆ­ctimas de feminicidios, una mejor calidad de vida llena de seguridad, oportunidades, paz, en lugar de estar todos los dĆ­as en riesgo, como lo estĆ”n lamentablemente en este paĆ­s millones de mujeres. 

Un verdadero Estado hubiera buscado desde la primera llamada a la vĆ­ctima antes de que fuera violada, torturada y asesinada. Un Estado esta para escuchar, apoyar, renovar lo que tanto se quejaron miles de mexicanos, no para culpar un neoliberalismo o conservadores que no existen.

Este presidente con una Secretaria de GobernaciĆ³n no sirve de nada aĆŗn con su gran popularidad, su mayorĆ­a en el poder Legislativo Federal y Estatal, si todas estas herramientas no lo usan para fortalecer la presencia de esta autoridad que nunca ha estado en la realidad social, solo se encuentra en tiempos electorales y programas clientelares. 


La seguridad, las mujeres deben ser de las prioridades de AndrĆ©s Manuel y Gobernadores que estĆ”n y llegaran. Es impresionante y preocupante que un Presidente poderoso pueden despreciar y abandonar una construcciĆ³n de un Estado poderoso y fuerte, cuando solo usa su oportunidad para crear enemigos imaginarios e ignorar la realidad mexicana, los gobiernos estatales y municipales deben sumar a la construcciĆ³n de un gobierno duro y fuerte, hacer llegar esfuerzos para ellas, que dĆ­a a dĆ­a luchan por su vida consiente e inconscientemente, deben darles un lugar digno, seguro en el que ellas sean libres de trabajar, caminar, amar, crecer, gobernar, tener paz y sonreĆ­r. 


Tenemos mucho que aprender de ellas, mucho que escuchar, valorar y sobre todo respetar.