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ROPAJES DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD, OBRA DE ARTE SAGRADO






Isabel Aquino

Durante 140 años, cuatro generaciones de bordadoras se han encargado de inmortalizar las técnicas y simbolismos de nuestros antepasados en las vestiduras sagradas para la Virgen de la Caridad que se venera hace más de tres siglos en Huamantla, Tlaxcala.

Con el paso del tiempo, estas ofrendas de devoción se han convertido en piezas de arte popular que forman parte esencial de la festividad católica que hacen los huamantlecos y forma parte del patrimonio cultural y artístico de la entidad.

Esta tradición fue iniciada y permanece viva en la familia Farfán y Hernández. Según los datos históricos, la primera en confeccionar el vestido a la virgen fue la señora María de Jesús Farfán (+) en el año de 1878, mismo que portaba unas magnolias o flor de yoloxóchitl, que los otomíes ofrendaban a la diosa Xochiquetzalli y que formaba parte de la flora local.

Posteriormente sus hijas Carmen y María de la Luz Hernández Farfán continuaron con el legado hasta el año 1895.
En los años subsecuentes no se confeccionaron prendas debido a que fue derribado el antiguo santuario para construir la moderna basílica, tiempo en el que se extraviaron vestiduras, joyas y ex votos pertenecientes a la sagrada imagen, mismos que fueron vendidos para reunir fondos para la construcción del templo.


Es hasta el año de 1963 que Carolina Hernández Castillo (+), “Carito” retoma esta tradición familiar que mantuvo vigente durante 52 años ininterrumpidos, hasta su muerte en 2015, con la colaboración de un grupo de alrededor de 50 bordadoras que ella misma formó para hacer estos delicados y fins bordados, además de la colaboración de sus hermanos José y Alfonso Hernández Castillo que contribuyeron en distintas labores como la construcción de los bastidores de madera y herramientas útiles para la fijación de las telas sobre las cuales se hace el bordado.

Como ella misma expresó en vida, su dedicación en el bordado del vestido fue una muestra de gratitud por un milagro que ella experimentó al encomendar su salud a la Virgen de la Caridad después de que los médicos le aseguraban que no volvería a caminar, luego de sufrir una fractura de columna siendo muy joven. El prodigio de volver a caminar fue lo que hizo que Carito prometiera a la virgen bordar sus vestidos y lo cumplió hasta su muerte a los 92 años.

BORDADO ESTILO SEVILLANO

Los bordados actuales del vestido y manto para la Virgen de la Caridad se distinguen por la técnica del bordado sevillano de España, admirado mundialmente por seguir en sus figuras el estilo del Renacimiento a semejanza de las artes suntuarias con profusión en el uso del hilo de oro o canutillo que sirven para elaborar los relieves del diseño.

Las bordadoras elevan sus plegarias mientras enebran el canutillo de oro en las ornamentaciones que bordan sobre finas telas en el manto y vestido para la Virgen de la Caridad.





“Carito” fue también quien introdujo la técnica del bordado con oro estilo sevillano a las vestiduras de la Virgen de la Caridad, con hilos, canutillo de oro y plata, perlas y piedras preciosas que se fueron incorporando según el diseño y tema que se bordó en cada pieza.


Hasta hace seis décadas, la virgen tenía un vestido de gala y el de diario, entonces invitó a algunas compañeras del jardín de niños donde trabajaba para que le ayudaran a hacer un nuevo vestido en seda blanca y así transcurrió más de medio siglo, por lo que desde entonces triunfó la costumbre de vestir a la santa patrona con finos ropajes bordados con canutillo de oro, perlas y piedras preciosas, sobre fina seda, que confecciona un grupo de mujeres que año con año se han sumado a la delicada labor, que culmina con el cambio de atuendo en la víspera de la celebración de la Asunción del María.

 
Esta muestra de devoción, hizo que distintas familias empezaran a regalar a la Virgen, vestidos, mantos, mantillas, joyas, adornos, perfumes y hasta cabelleras, a modo de exvotos.
Cada vestido tiene un diseño diferente a elección de la familia o persona que lo dona, de ahí que cada vestido y manto es una pieza única.


De acuerdo a la circunstancias es como también han elegido el tema para plasmarlo con el bordado hecho a mano, como el vestido del año 2000 que está basado en el jubileo y en el lienzo que Carlos V entregó en 1528 a los huamantlecos para trazar y fundar la ciudad; además se ha pintado y bordado al Papa Juan Pablo II,  el templo de la Caridad con sus alfombras, así como diversos simbolismos que hacen que el trabajo sea original y con un mensaje alusivo al año en que lo porta, como en 2017 que el vestido tuvo la imagen de los tres niños mártires de Tlaxcala, Cristóbal, Antonio y Juan con motivo de su canonización, mientras que el manto contiene diversas iconografías prehispánicas tlaxcaltecas.

Para este año 2018, el bordado del vestido y manto son ramilletes de alcatraces, diseño solicitado por las donadoras de las prendas, Odette Pellegrín y Acela Macías.